Hay besos fugaces, también los hay eternos. Están los imperceptibles, los profundos, los inolvidables, los del montón.
También los maternales, los fraternales, los amistosos, los eróticos.
Decenas de tipos de besos y más besos, casi uno para cada ocasión, casi uno para cada momento.
¿Sabían que, como mínimo, nos damos entre seis y siete besos al día?
En su libro “La ciencia del beso”, la bióloga e investigadora de la Universidad de Texas, Sheril Kirshenbaum, asegura que se ha comprobado que el primer beso es más importante que “la primera vez” y que, seguramente, podremos recordarlo con mayor detalle a la hora de reconstruir el momento en que fue dado.
Pero así como la mayoría de las personas recuerdan ese primer contacto, es muy factible que entrada la adultez, también puedan establecer cuándo fue la última vez que besaron o fueron besados.
Es que con el paso de los años, dicen los expertos, se van atenuando las ganas de besar.
¿La causa? En la juventud aún prevalece una mayor necesidad de reencuentro con esa sensación de unión infantil y que con el paso del tiempo, esta se va atenuando ante la aceptación de la individualidad.
Sobran buenas razones para besarse más.
Aquí van algunas:
- Desestresa:
Un buen beso disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y estimula la liberación de oxitocina, presente en buenas dosis en momentos claves de nuestra vida como el parto, el amamantamiento, y también el orgasmo.
- Rejuvenece:
Ayuda a prevenir la formación de arrugas en la piel y hasta estimula su regeneración.
- Adelgaza:
Un solo beso pone en acción 35 músculos. Además el ritmo cardíaco se acelera y todo el cuerpo se inquieta. El resultado: con sólo un “piquito” en un minuto pueden quemarse hasta diez calorías; con un beso apasionado, entre 26 y 41.
- Estimula sexualmente:
El cocktel de estrógenos y testosterona que se libera es abrumador y como la sangre está que bulle, llega a esos rincones del cuerpo que nos activan para el amor.
- Inmuniza:
Libera hormonas que fortalecen el sistema inmunológico, por lo que posiblemente “los besadores” se enfermen menos que el resto de los mortales.
Y además, activan la circulación.
No me van a creer pero hay estudios que han comprobado que los hombres que besan a sus esposas antes de partir temprano a trabajar tienen menos accidentes de tránsito, ganan un 30% más y viven hasta cinco años más que quienes no lo hacen.
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